Su catedral, Patrimonio Mundial por la Unesco, destaca la elegancia y la armonía de sus líneas. En ella encontramos la tumba Rodrigo Día de Vivar " El Cid". Llama la atención en lo alto de la nave mayor de la Catedral, el Papamoscas, una estatua que abre la boca al mismo tiempo que mueve su brazo para accionar el badajo de una campana. En esta figura se refleja la frustrada historia de amor del monarca Enrique III y una joven con la que coincidía a diario en el templo. Ese sonido que emite el Papamoscas a todas las horas ‘’en punto” recuerda los suspiros de la amada.